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02710
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Cj05
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Manuel Prego de Oliver. Exposición antológica, 1983. Palacio de Pedralbes - Barcelona
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Prego de Oliver, Manuel
: Catálogos de Exposicións ARTE
: Editorial Atlántico
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: A Coruña
: 1983
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: Rústica brillante con solapas ilustrada
ISBN:
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ARTE
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Fotografías en color a toda página. Medidas: 24x29 cm. Buen estado de conservación
Peso.
305 gramos
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20,00 €
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Manuel Prego de Oliver fue considerado como uno de los principales exponentes del panorama pictórico gallego de los años 50 y 60. Nacido en 1915, no será hasta después de la Guerra Civil cuando arranque una carrera plástica que se desenvolverá siempre dentro de las coordenadas propias del arte español de la posguerra pero ciertamente no alejado de las de algunos artistas del exilio gallego como Maside (con el que no tardará en encontrarse en alguna muestra internacional de arte gallego), ni tampoco remoto de ciertas premisas de la pintura de Solana o la pluma de Torrente Ballester.
Los fundamentos del punto de vista, los intereses y los temas de Prego andan siempre vinculados a su tierra, al paisaje, la luz y a ciertos personajes arquetípicos que recuerdan a los del Barroco español: mendigos, niños solos, animales, campesinas… Era pintor de marinas, montes y umbrías, barcas, mareas y algunos bodegones, siempre mucho más apegado al terruño, a la vida sencilla de la Galicia profunda oceánica y rural que a la academia y lo meramente decorativo. También llevó a cabo diversos retratos a lo largo de su trayectoria. Asimismo, no cabe duda de que hay que destacar la faceta probablemente más conocida de la expresión pictórica de Prego: sus ilustraciones para publicaciones como ABC o Blanco y Negro.
Esta es una oportunidad para conocer el legado de un pintor conservador, respetuoso con los ecos y silencios de sus motivos y obras , tanto como un apasionado del color y la armonía. Tras un primer periodo de pruebas que coincidiría con el final de la Guerra Civil, se consagra a una gama terrosa con cierta tendencia a lo monocromático y un granulado fuerte y vibrante. Eso, al menos hasta la llegada de los 80, cuando se aprecia un giro de depuración y finura armónica: un asalto de la madurez y la pureza. No en vano, el catedrático de filología gallega Basilio Losada, amigo del pintor, recordaba cómo poco antes de su óbito en abril de 1986, el pintor le había declarado sentirse conmovido por haber encontrado el color azul que llevaba toda mi vida buscando .
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